La donación pública es marketing personal

La donación pública es marketing personal

Por MARTHA RÍOS | Corresponsal Eje Cafetero

Y nos tocó vivir esta pandemia a la que llamo la tercera guerra mundial. Escuchamos todo el tiempo acerca de éste despreciable virus, en cualquier noticiero, en cualquier programa de cualquier parte del mundo, vemos con asombro el número de contagiados y muertos como una carrera en ascenso. Desconcertados porque no fuimos preparados para esto. Tenemos temor y quisiéramos guardar en una cajita a nuestros seres queridos para cuidarlos y asegurarnos de que vamos a volver a verlos.

Existen vídeos de imágenes hermosas donde nuestros animales caminan tranquilamente, pues fuimos nosotros los que les invadimos su espacio y el planeta hasta se ve con colores y texturas mejores. Hasta aquí pareciera el resumen somero de la realidad. Pero va más allá, el ser humano por obligación ante semejante espectáculo tiene que cambiar, vemos diferente y apreciamos lo humano, despertando de un letargo de egoísmo y egocentrismo sin límites.

Lo incomprensible es que aún quedan personas que se sienten superiores a otras, que nos les importa el resto, pues aún creen que el mundo gira alrededor de ellos y esa pobre vanidad inherente a ellos como el peor de los virus. También están los que envían cadenas de oración, imágenes y aplausos y claro que sirven, pues se convierten en voces de aliento, pero hay unas personas que hoy se sacrifican por todos nosotros, revestidos de valentía, haciendo lo que el resto no hacemos. Hoy todos estamos pendientes, no sólo de nuestra familia, sino también de nuestros vecinos, de quien nos necesite si es el caso, pero así como nosotros, estas personas dejan con su corazón arrugado a los suyos para ayudar a los demás.

Con aplausos y sin que les llegue un salario digno, ni siquiera implementos que  ellos mismos de su propio bolsillo tienen que sacar, como es el caso de los que están en  las clínicas y hospitales, también en el sector de la salud, con esos aplausos no comen. Deberían ganar mucho más que otros que no aportan nada bueno a la sociedad pero que los cubre su investidura, esos mismos que creen que el resto vive con unos cuantos pesos mientras ellos siguen llenando sus arcas, humm a todas estas, blanco es, gallina lo pone y frito se come… ¿cómo se llaman? ¿Quiénes serán? porque estos personajes sí que son pandemia, que asco dan.

También hay quienes están desamparados, en hacinamiento, que están privados de la libertad; que injusto esto, sobre todo cuando muchos de los que están allí en condiciones tan inhumanas seguramente no cometieron delitos tan graves y grandes comparables a esos desgraciados que se están robando los recursos para los más necesitados. Sé que existen allí autores de crímenes y situaciones aberrantes y etc, pero usted y yo sabemos qué tan de baja calaña andan por ahí…ufanándose de sus buenas acciones, replicando en cuanta red social exista imágenes de sus benevolencias, esas mismas que recubren de piel de oveja a esos lobos.

Podría desglosar más porque hay tantas personas y situaciones en una desequilibrada desventaja. Afortunadamente hay quienes sí están ayudando y reconociendo a esas “ratas de alcantarilla” que seguramente en las venas les corre aguamasa.

Es tiempo de cambiar y de seguir viendo desde la arena a los que están en la barrera para que nos quitemos tantas vendas de los ojos y con el ánimo de seguirnos cuidando, de demostrar responsabilidad quedándonos en casa, espero por este medio que nos volvamos a encontrar.

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